INVESTIGACIÓN

Innovación para el desminado

Varios grupos colombianos proponen innovadoras tecnologías para mejorar la eficacia del trabajo de librar al territorio nacional de minas antipersonal.

23 de enero de 2016
En 2021 todo el territorio colombiano debe estar libre de esos artefactos. | Foto: Batallón De Ingenieros De Desminado Humanitario De Las Fuerzas Armadas De Colombia

Las minas antipersonal son uno de los problemas más graves del país, como lo atestiguan las dramáticas estadísticas. Colombia ocupa el segundo lugar en cantidad de víctimas civiles en el mundo, y se calcula que el 75 por ciento del territorio nacional tiene sembrado este tipo de artefactos.

Con estas cifras, el desminado humanitario constituye uno de los grandes retos para el país, más aun si se tiene en cuenta que el Estado colombiano asumió, al entrar en vigor el Tratado de Ottawa en 1999, el compromiso de librar a todo el territorio nacional de minas antipersonal en marzo de 2021. “Estamos a tan solo cinco años de ese plazo y, desafortunadamente, seguimos muy atrasados en el asunto”, afirma Néstor Misael Peña, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de los Andes.

A pesar del trabajo del Batallón de Ingenieros de Desminado Humanitario (Bides) de las Fuerzas Armadas de Colombia, creado en 2009, y de otros grupos militares y civiles, el país no ha podido avanzar eficazmente en el esfuerzo por limpiar los territorios minados. Hay varias razones: la topografía, la falta de información certera sobre la ubicación de las minas y las características propias del conflicto armado colombiano.

Pero, sin lugar a dudas, una razón de mucho peso es el atraso general de la tecnología de detección. “En Colombia y en el mundo no ha cambiado mucho desde la Segunda Guerra Mundial, y aunque ha habido avances como el desarrollo de aparatos que miden la densidad de la tierra, la principal herramienta sigue siendo el detector de metales”, explica Diego Torres, coordinador del Comité Científico y Técnico de la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Aicma).

A este factor se suman las características propias del conflicto colombiano. Según Francisco Román, ingeniero eléctrico y profesor de la Universidad Nacional, “desminar en Colombia no es lo mismo que en Afganistán. Colombia tiene una geografía variada y los campos minados se encuentran en lugares de difícil acceso como páramos y zonas boscosas, en donde en algunas ocasiones solo se puede llegar a pie. Para realizar esta labor se necesitan aparatos tecnológicos eficientes y fáciles de transportar que en el momento no se encuentran en el mercado”.

También, los grupos alzados en armas han creado minas, como las químicas, imperceptibles a los detectores de metales. Para el mayor Carlos Guerrero, miembro del Bides, este tipo de minas no se encuentra en otros lugares del mundo y “obliga a los desminadores a realizar procedimientos manuales que ponen en peligro su vida”.

Por todas estas razones, científicos y expertos en el tema sugieren que Colombia debería incentivar una política de innovación tecnológica para el desminado. Precisamente, con esa intención nació en 2014 Aicma, que busca centralizar todos los proyectos de innovación tecnológica que los grupos de investigadores están realizando, además de facilitar la comunicación entre pares científicos y coordinar mecanismos para financiar las labores.

Aun sin una política estatal de apoyo a la innovación científica al desminado, estos grupos han logrado avances importantes por sus propios medios. Uno de ellos es la investigación del grupo de física nuclear de la Universidad Nacional liderada por el profesor Fernando Cristancho, que busca detectar minas químicas a partir de neutrones. Otro, la investigación conjunta de la Universidad Nacional y de los Andes, que trabajan en una tecnología para detonar dispositivos explosivos mediante ondas electromagnéticas a larga distancia. En la Universidad Javeriana están experimentando con drones para detectar minas. Y así sigue una larga lista de proyectos, que por razones de confidencialidad no es posible mencionar.

El gobierno cuenta con solo cinco años para cumplir los compromisos de la Convención de Ottawa, y una de las vías que tiene para hacerlo es generar una política destinada a desarrollar el desminado a través de la innovación técnica y científica. Los proyectos que están desarrollando los distintos grupos de investigación muestran que el país tiene una masa crítica para responder al problema de las minas antipersonal. Pero se necesita que los sectores público y privado cooperen, y que inyecten importantes sumas de dinero para que este sueño se haga realidad. Y de esta manera, en 2021 el territorio nacional esté libre de minas.